Aunque no lo creas, nuestra manera de conducir puede causar algunas averías en el vehículo. Pueden ser pequeños despistes, que podrían convertirse en un problema a la larga. Por eso, queremos enseñarte cómo debemos mantener a raya algunos pequeños vicios para evitar tener que sufrir una avería.
Conducir de manera correcta para evitar averías
Uno de ellos es conducir con el pie izquierdo apoyado en el embrague. Este gesto insignificante genera fricciones innecesarias y a largo plazo, un paso por el taller. Ésta es la principal causa por la que tendremos que cambiar el disco del embrague antes de que fuese necesario.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es no conducir con la mano apoyada constantemente en la palanca de cambios. No importa si el coche es manual o automático, este gesto va a generar holguras en los elementos entre la palanca y la caja de cambios (engranajes, rodamientos…). Hay que mantener las dos manos al volante.
Utilizar agua sin anticongelante puede darnos una sorpresa desagradable a la larga. Las bajas temperaturas pueden congelar el agua y romper la parte más débil: el manguito. Es cierto que cambiar un manguito no es caro, pero si es un manguito en marcha puede provocar la pérdida total del líquido refrigerante y una avería mucho más cara.
En cuanto a la velocidad, es importante saber que lo ideal es una conducción equilibrada. Un estilo demasiado agresivo y estirando el motor al máximo acelerará el desgaste de toda la mecánica. Y conducir con revoluciones muy bajas tendrá el mismo efecto.
Hay dos niveles de nuestro coche que es fundamental revisar: el aceite y el líquido refrigerante. Llevarlos mal puede provocar recalentamiento y averías importantes y además costosas. Un aceite muy oscuro o con impurezas indicará que algo no va del todo bien.
Por último, pero no menos importante, debemos que prestar atención a los neumáticos. Son la única parte del coche en contacto con el suelo y por ello influye en todos los aspectos relacionados con la conducción: estabilidad, frenado, dirección… Es fundamental que los llevemos con la presión que nos marca el fabricante para que nos duren más y el coche responda mejor a nuestras órdenes.